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Según las creencias tradicionales del yoga, los chakras (del sánscrito
'ruedas' o 'discos') son vórtices energéticos situados en los hipotéticos
cuerpos sutiles del ser humano, llamados kama rupa ('forma del deseo') o
linga sharira ('cuerpo simbólico').
Su tarea es la recepción, acumulación, transformación y distribución de la
energía llamada prana.
De acuerdo a los místicos, cada uno de estos centros se asemeja a una flor
abierta y posee ciertos colores que son más o menos brillantes según el
estado evolutivo de la persona.
En los tratados orientales se habla de ciertos «rayos» que poseen los
chakras. Éstos se relacionan con la rotación de los chakras y con los nadis
('ríos', canales energéticos) que comunican a los centros entre sí.
Los
antiguos tratados hablan de siete chakras principales, situados a lo largo
de la columna vertebral, o, más exactamente en un nadi central a lo largo
del raquis y hasta la mollera o vértex, llamada abadhuti, por donde asciende
la serpiente llamada kundalini o shakti, hasta encontrarse con el brahman
(en el chakra superior), de gran importancia en el tantra:
muladhara ('chakra de la raíz') ubicado en el perineo (entre los genitales y
el ano), donde se supone que está latente la serpiente kundalini,
swadisthana (chakra del ombligo),
manipura ('ciudad de joyas', chakra del bazo): según los tratados
tradicionales, se encuentra en la columna vertebral, como los otros chakras
(a excepción del vishuddha y sahasrara).
anahata (chakra del corazón)
ajñá (chakra del entrecejo)
vishuddha (chakra de la laringe)
sahasrara (chakra de la coronilla).
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